La belleza bruta de Francisco Font Acevedo: Un acercamiento desde el punto estético

En la obra del escritor puertorriqueño Francisco Font Acevedo (1971):
La belleza bruta (2008), el lector se encuentra situado ante un titulo que apela directamente a su gusto, y lo obliga a entrar en un estado de alerta sobre las posibles historias encontradas en la antología. Centraré el siguiente trabajo en el análisis de tres de los cuentos que la conforman: “Guantes de látex” “Se busca dueño de mascota” y “La belleza bruta”; con la finalidad de revisar sus instancias dentro de una narración intertextual que tenga en cuenta la mentalidad y situaciones de los personajes, todo con la intención de enmarcarlo dentro de la propuesta estética grotesca de autores canónicos como Mijail Bajtin y Wolfgan Kayser.  

El autor, Font Acevedo, ha sido colaborador editorial, lector y corrector legal, regente del blog literario Legión Miope donde pública artículos, ensayos y crónicas; de su primera colección de cuentos, Caleidoscopio (2004), la crítica Mayra Santos Febres, comenta que en la narrativa de este autor no se encuentran “los lugares comunes y sociolectos obsoletos que poblaron hasta casi el otro día el cuento puertorriqueño.” (2009) Los críticos han debatido cómo ubicar y describir a los escritores que comienzan a publicar después de la generación del setenta en Puerto Rico, algunos desde los años ochenta. Se ha hablado de una generación del ochenta y de una generación del noventa (en la cual estaría incluido Font Acevedo).  El comentario de Martínez-Márquez citado al comienzo se refiere precisamente a cómo un grupo de escritores nuevos abandona las convenciones de un discurso nacional moderno en Puerto Rico y elabora una literatura que puede conceptuarse como posmoderna. Lo último en relación con la sensación de fragmentación que presenta su obra, de discontinuidad, tomando la realidad literaria como imitación o sustitución de la vida real, y en la creencia de la individualidad de la experiencia humana. De cualquier manera, no hay un consenso que enmarque a este escritor dentro del contexto literario hispanoamericano, debido sobre todo a la reciente aparición de su obra narrativa, y la escasa cantidad de estudios y crítica mayor que posee.

El libro La belleza bruta (2008) está compuesto por tres partes divididas en 15 cuentos. El autor usa en la narración la propuesta de la corriente de estilo realista, proponiéndose reproducir una realidad lo más fielmente posible y que aspira al máximo de verosimilitud, los cuentos pueden ser considerados como capítulos de una novela, o como relatos unidos a una temática, presentando para el lector el desafío de enlazar y adquirir la idea de totalidad que representa.

La obra inicia con el cuento “Guantes de látex”, donde nos narra los detalles del aparente día normal de Antulio, el protagonista narrador, que comienza con su acostumbrado llegar al trabajo. Para esa hora su empleada Pancracia ya ha limpiado, desinfectado meticulosamente su oficina y dejado un par de guantes de látex para que él inicie su día. Inicia con un par y termina el día manejando su coche con otro par distinto de guantes, conduciendo después a calles viciosas de estratos menos favorecidos donde levanta a una prostituta, luego de haberla escogido como una mujer “jugosa y saludable”, se dirige a su casa donde su esposa recibe y escolta a ambos. Mientras la esposa de Antulio entretiene a la prostituta, éste sube a buscar a sus hijos Diego y Alba. Los cuatro acompañan a la invitada al gimnasio, donde se ubica en el centro una tela blanca, una silla y una caja de guantes, después de todos calzarse los guantes y de atar  a la prostituta con una cadena para saco de boxeo proceden su ritual familiar. Media hora después terminan, incineran tela y guantes y se llevan el bulto restante al jaguar.

“Guantes de látex” es el retrato de una familia que poseyéndolo todo transgrede la normalidad con un asesinato, presentado como la actividad principal de la “noche familiar” que se celebra mensualmente, un viernes por la noche. Antulio, el protagonista narrador, lee por casualidad, un anuncio clasificado titulado: “Se busca dueño de mascota”. El cual es también el título del segundo cuento que narra el origen del anuncio. La narración de este cuento inicial está limitada a la visión, percepción, y pensamientos de un sólo personaje principal. Recurso que dota a la lectura de un ambiente de inquietud desde el inicio del cuento hasta su desenlace, todo en un transcurrir aparentemente continuo hasta el abrupto corte de la escena final que no explica lo sucedido con la prostituta, pero que a lo largo del cuento, a través de indicios, suponemos lo que ocurrió.  Interpretación que no se confirma, pero que se refuerza en la parte final, justo después de realizada y concluida la noche, con el movimiento narrativo de elipsis, que mediante  analogía inferimos que la prostituta ha perdido la vida y se deshacen del cuerpo, ayudados por el hueco de tiempo narrativo, se entiende apelando al dominio de la reflexión del lector. Todo esto sucede bajo la mayor impunidad posible. Una penumbra que ensombrece, lo que se oculta deberá orientar nuestros pasos tanto como lo que se descubre y toma presencia. La reunión entre lo que no debiera figurar, en teoría, debería permanecer separado: el ambiente familiar seguro y sagrado, frente a lo prohibido y oculto que representa una prostituta, nos revela lo grotesco como fragmento de la realidad de eso que no sólo es posible aquí, sino factiblemente probable. Wolfgan Kayser, en el capítulo cinco de Lo grotesco. Su realización en literatura y pintura (2010), menciona, precisamente, como una de sus características estéticas la indeterminación; en el cuento, como en lo grotesco, la duda impregna entre lo dudoso y lo esencialmente indefinido.

En el segundo cuento, Se busca dueño de mascota, se nota el uso de elementos de  intertextualidad que el autor usa como autoreferencia dentro de su propio texto. En él, una joven estudiante de escuela secundaria, lugar donde confronta la desprestigiada autoridad de la iglesia y de los maestros, descubre su inclinación masoquista tras la contemplación de un cuadro de la artista Cristal Medina titulado Cardenal #5. La protagonista reclama la entrada en espacios “sacros”, exhibe un comportamiento transgresor y desarrolla un apetito por el sexo en lugares públicos. La pintora, que protagoniza el siguiente cuento La mirada de cristal, es la autora del cuadro, y el protagonista narrador de “La belleza bruta” fue el modelo ideal para la creación de otro. Cristal Medina ha pintado muchos cuadros de varios fragmentos del cuerpo de muchos hombres, porque nunca ha hallado un modelo perfecto de palmo a palmo. Al final del cuento, la mirada de la artista no puede captar en totalidad, solamente de manera fragmentada. La marca de la desintegración de la belleza corpórea y del cuerpo visto como una síntesis del hombre, y dentro de esa visión es como lo vinculamos al término grotesco: “La belleza corporal de las superficies, en contraste con el horror de la profundidad de los órganos, productora incansable de excrementos.” (Bravo, 1997)     
El cuento “La belleza bruta”, está narrado por un estudiante de periodismo, donde el ejercicio para concebir ideas de crónicas y artículos investigativos, se convierte en su trabajo temporal consistente en satisfacer sexualmente. El personaje narrador ofrece al inicio del cuento, una explicación del concepto de “belleza”:

Lo confieso sin vergüenza: amo las mujeres feas. Pero si además tienen ciertas ideas –pasados los treinta y cinco años- entonces mi aprecio se convierte en una callada devoción. Y no es porque yo sea feo, pues desgraciadamente padezco del mal de la belleza bruta, esa belleza hueca de stripper profesional. Es un estigma que me acompaña en todo momento y que se renueva con cada mirada.[…] La gente ve una mujer hermosa y enseguida asocia su belleza física con la nobleza de corazón y la dignidad de carácter. (Font Acevedo) (p.35)

El narrador de “La belleza bruta” halla un gran vacío en las mujeres hermosas, prefiere la gran belleza interior, individual, de las mujeres feas. Es una belleza que radica en la particularidad, especialmente en el carácter y sus atributos. La idea de la belleza bruta sugiere una contradicción, de manera que me parece es muy consciente. Mario R. Cancel, en su texto: La belleza bruta: una teoría estética. Comentario I, nos explica:

Lo bello siempre ha sido el producto de la censura. Es la consecuencia de la medida y de la poda que implica el proceso de refinamiento que ejecuta el artífice. […] Si se parte de esa premisa la belleza bruta es un sinsentido porque está ausente del trabajo del artista. Además la brutalidad también implica la ausencia de límites o de freno.  (R. Cancel, 2013)

El sexo implicado en el cuento, pudiera entenderse como el intento de descubrir, entender y aprehender la belleza. Parece lógico, en el sentido más extenso de lo grotesco, considerar el enjuiciamiento y anormalidad que el protagonista hace del aspecto como justificación para su enmarcación dentro de la estética grotesca; de igual manera, pueden considerarse éstos correctamente pertinentes en la calificación de una visión de perversión y decadencia en tratamiento con la representación de las visiones conocidas o convencionales.   

El mismo crítico, Mario R. Cancel nos ofrece su perspectiva respecto a la obra, diciéndonos que el conjunto de los tres cuentos de La belleza bruta está constituido sobre presunciones típicas del holismo filosófico. El holismo acepta que la suma de las partes no corresponde al todo. De ese modo, las partes conservan su carácter de micro-universo a la vez que sugieren la posibilidad de un todo más o menos orgánico pero fluido y cambiante acorde con las transiciones de las partes. Los cuentos, a través de la narración, evidencian sus interrelaciones, fragmentos de un macro relato como lo señalé anteriormente.

Brindándonos historias con personajes transgresores de la normalidad, donde cada uno brinda una percepción con su propia visión de mundo, en palabras de uno de sus críticos, Mayra Santos Febres: “desembocando en una propuesta literaria que desnuda al lenguaje de toda experimentación estética para brindar historias poco ejemplares, nada edificantes.” (Santos Febres) Con todo ello, atestiguamos situaciones freak, un estilo violentador de narración realista, donde las personas o eventos conocidos y familiares se quebrantan y en alguna ocasión se fragmentan, características que la teoría de Wolfgan Kayser considera para la realización de  lo grotesco en la literatura.


    




Bibliografía


Bravo, Víctor. Figuraciones del poder y la ironía. Monte Ávila Editores Latinoamericana, 1997.
Donald L., Shaw. Nueva narrativa hiapanoamericana. Madrid: Catedra, 1999.
Font Acevedo, Francisco. «La belleza bruta.» San Juan: Editorial Tal Cual, 2008. 35.
—. Legión Miope. 15 de Noviembre de 2013 <http://legionmiope.wordpress.com/>.
Kayser, Wolfgan. Lo grotesco. Su realización en literatura y pintura. Madrid : Machado libros, 2010.
R. Cancel, Mario. «ELMIOPEMAYOR.» 4 de Enero de 2009. La belleza bruta: Una estética de la violencia. Comentario II. 15 de Noviembre de 2013 <http://franciscofontacevedo.wordpress.com/author/leonaya/>.
Sánchez, Luis Rafael. «ELMIOPEMAYOR.» 4 de Enero de 2009. Un año que viene y otro que se va. 15 de Noviembre de 2013 <http://franciscofontacevedo.wordpress.com/author/leonaya/>.
Santos Febres, Mayra. «ELMIOPEMAYOR.» 15 de Enero de 2009. Francisco Font Acevedo, Belleza Bruta. 26 de Octubre de 2013 <http://franciscofontacevedo.wordpress.com/2009/01/15/francisco-font-acevedo-belleza-bruta/>.
Shklovski, Victor. «El arte como artificio.» Todorov, Tzvetan. Teoria de la literatura de los formalistas rusos. Coyoacán: Siglo veintiuno editores, 1999. 55-70.




Comentarios

Entradas populares